Hola…
Probablemente me hayas olvidado ya, y no te culpo, hoy sólo quería
decirte que te echo de menos, y que si por alguna razón lees esto, quiero que
sepas que te quiero, te quiero mucho, no sé si quiero que vuelvas, sólo sé que
estoy vacía sin ti. Me dijiste que sería fuerte, que yo podría con el mundo, y
que nadie tendría nada que hacer contra mí, también me dijiste lo importante
que era sonreír, me demostraste que por fin servía para algo… Bueno, sé que es
tarde para escribirte todo esto y que probablemente no tenga ningún valor ya,
pero necesitaba sacar todo esto, gritar que no, que no me eres indiferente, que
echo de menos cada minuto que pasé contigo, y cada sonrisa que te conseguí
sacar. Eras mi mejor amiga, mi hermana y mi mayor consejera, y ahora,
¿Qué somos?
no tienes ni idea de lo que echo de menos esto
¿Sabes? Duele perder a alguien tan importante para uno, que lo dí
todo por ti y estuve día y noche comportándome como una payasa, porque como ya
te he dicho muchas veces, si conseguía hacerte sonreír, al menos una vez, valía
la pena ser una payasa. Te convencí a ratos de que eres increíble, lo fuiste,
lo eres, y lo seguirás siempre, te enseñé a valorarte un poquito más, y puede
que te quitara alguno de tus muchos consejos, intenté llevarte por el mejor
camino, y hacer lo mejor para ti, desinteresadamente, PORQUE ME IMPORTAS. Creo
que nunca llegaste a entender eso de que me molestara la gente que te rodeaba,
nunca me hiciste caso… Sólo quiero explicarte una vez más que no, que no eran
celos, ni envidia, ni nada por el estilo, era sólo por tu bien, porque esos que
te elogian mil veces al día son los que te critican constantemente, se hacen
los buenos y luego te hunden… Sólo querían reírse un rato, y tú fuiste su
victima. Ahora hay poco que hacer, no me creíste, y bueno, sé que hay gente
mejor que yo también, así que ahora te deseo lo mejor, aunque sigas por tu
camino y no te acuerdes ya de mi nombre ni de todas las cosas que hice por ti,
quiero que seas feliz, que encuentres a esa mejor amiga que al menos, te quiera
un cuarto de lo que te quiero yo, que se preocupe por ti, por tu salud y por tu
estado de ánimo, que lo haga mejor que yo, y que confíes en sus consejos… Nunca
quise el más mínimo mal para ti, pero está claro que eso es algo que no puedo
demostrar, estás en tu derecho a no creerme y en irte… Eso sí, cuando te des
cuenta de todo esto, me gustaría recibir dos cosas, un perdón por todas esas
veces que rechazaste mis opiniones y mis consejos, los cuales siempre fueron
por tu bien, y que me des las gracias, por estar ahí durante casi dos años
haciendo lo imposible para hacerte sentir bien, ayudarte, y apoyarte, aunque a
veces no te dijera lo que querías escuchar.
Supongo que esto es todo, te quiero...
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