Me gustaría que, cuando leyeras
esto pensaras que es el texto más bonito y largo que te han escrito jamás, que
te saque una gran sonrisa, o tal vez un par de lágrimas de la emoción, quiero
hacerte entender que no escribo por escribir, todas y cada una de las palabras
que proyecta mi mente definen lo que siento en ese instante…
Podría pasarme horas y horas
tecleando en el ordenador, explicando cada momento que hemos pasado juntos e
intentando describir todos los sentimientos que has despertado en mí… Esta vez
quiero que lo entiendas de verdad. Luego me doy cuenta de que a medida que voy
escribiendo, nada es suficiente, todo lo que pueda decir se queda muy pequeño
para estos 10 meses.
Pues bien, empecemos… Quería empezar dándote las gracias, gracias
por aguantarme, por quererme, por sorprenderme, por nuestras tardes en la playa
y por esos textos de buenos días que recibo a diario, gracias por cada minuto
que hemos pasado juntos, por cada abrazo que me has dado sin yo pedírtelo, por
tu extraña forma de hacerme reir, que me tiene locamente enamorada, por tu
adorable forma de pronunciar la “R”, que aunque tú digas lo contrario, a mi me
encanta que no la pronuncies como cualquier persona normal, gracias por todas
las cartas que me has escrito y los regalos que me has dado sin ninguna razón,
gracias por haber puesto mi felicidad ante la tuya, por haberte tragado tu
orgullo para seguir conmigo, gracias por darme la razón aunque no la tenga sólo
porque no te guste que me enfade, por esos miles de helados que hemos
compartido y nuestras tardes de cine, gracias por esos momentos íntimos y
especiales, que si fuera con otra persona no tendría ningún sentido, por tu
tick de regañar la nariz constantemente… Debo de darte las gracias por tantas
cosas que podría escribir líneas y líneas y no repetir ni una sola razón por la
que estarte agradecida. ¿Pero sabes qué? No lo voy a hacer, porque todo esto se
resume en una sólo razón: 9 de noviembre de 2012. Gracias por ese “Te sigo
queriendo”, desde que lo leí, hasta hoy he sido la chica más feliz del mundo.
GRACIAS.
El tiempo pasa, y no puedo evitar
ponerme nerviosa cuando te voy a ver como la primera vez, sigo teniendo la
necesidad de cambiarme mil veces de ropa para que me veas guapa y también sigo
llegando tarde como al principio, ¿porqué? Porque tardo horas y horas en
prepararme para que me veas guapa… Y no, lo siento, la mayoría de las excusas
que te decía eran mentira, la única verdad es que prefiero salir tarde y guapa,
que pronto y fea. Dicen que la magia se extingue con el paso del tiempo, que
las cosas se tuercen cuando pasan los meses, y que hay que disfrutar del principio,
porque es la mejor etapa de todas… Yo no creo en eso, yo sé que nosotros no
estamos igual que al principio, estamos mucho mejor, no me hacen falta grandes
cosas para recuperar esa supuesta “magia”, porque nunca la he perdido, cierto
es que igual eres tú el motivo por el que no se pierde, quizás seamos el
conjunto de tú y yo, osea, nosotros… O también puede ser que cuando es amor
verdadero, la ilusión no se pierde.
También quería pedirte perdón,
perdón por mis infinitos celos y mis enfados a veces… Pero, piénsalo… Tengo
miedo, no quiero perderte por nada del mundo, cariño, estoy más que enamorada
de ti y no puedo dejarte ir… Sé que muchas chicas te ven igual que te veo yo:
perfecto, y eso me asusta, porque aunque me digas que sólo tienes ojos para mí,
sé que nosotros empezamos siendo amigos, y aunque sé que sólo me quieres a mí…
Sigo con mi el mismo miedo, y lo siento, porque sé que parece que no confío en ti,
pero amor, claro que confío, lo único que me pasa es que no quiero que nadie
más se de cuenta de lo perfecto que eres, de lo adorable que estás cuando te ríes,
y de lo bonita que es tu “R”… No quiero que le digas a ninguna otra chica “te
quiero pequeña”, porque tu pequeña soy yo, y aquí estoy, luchando, porque
aunque sé que te tengo, y que me quieres, no voy a darme por vencida, voy a
seguir esforzándome para que cada día me quieras un poquito más, hasta que
llegue al punto de que tengas adicción a mí, tanta como la adicción que tengo
yo a ti.
Soy pequeña, sí, pero eso no
implica que no pueda quererte un mundo.
Prometo que estos 10 meses no
serán nada comparado con lo que nos espera en un futuro, que esto sólo es el
principio, y que si hasta ahora ha sido increíble, imagínate todo lo que nos
queda por vivir juntos, nuestra historia será mejor que la que pueda imaginar
cualquier novelista, te lo prometo. Te prometo también que seguiré poniendo tu
felicidad antes que la mía, cómo tu haces conmigo, prometo que te cuidaré, y te
trataré como te mereces, te querré tanto como mi corazón pueda, y te dedicaré
25 horas al día si lo necesitas, no te preocupes, sé que sólo hay 24, no me
tomes por loca, pero es que yo por ti haría lo imposible. Serás la persona en
la que piense cuando me levante, y con la que desee estar cada noche, te echaré
de menos cada instante que no estemos juntos, y cuando nos veamos, prometo
hacer de esos días los más increíbles de tu vida. Y sobre todo esto, prometo
luchar contra la distancia, porque aunque sé que tienes miedo, porque lo
nuestro es difícil, y tengo opciones mejores, quiero que recuerdes siempre esta
frase: “Si fuera fácil no valdría la pena, no quiero luchar por otro chico que
no seas tú”
Acabaría diciéndote que eres
especial, y que por alguna extraña razón me has cambiado, ahora lo veo todo
mucho más nítido y simple, a tu lado todo es más fácil, has hecho de mí una
chica sin complejos y con una sonrisa bien grande, gracias a ti aprendí que no
hace falta ser perfecta para ser feliz y tener alguien que te quiera… En estos
diez meses he aprendido muchos más valores que en toda mi vida, y si a alguien
le debo este cambio en mí, es a ti.
Y antes de acabar, sólo quería añadir una última frase: Te quiero, y quiero estar a tu lado el resto de mi vida, no te cambiaría por nada del mundo cielo.
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